Las emociones son una parte fundamental de nuestra vida. Nos ayudan a comunicarnos con los demás, a tomar decisiones y a adaptarnos a nuestro entorno. Sin embargo, a veces pueden ser abrumadoras y difíciles de manejar. En esta publicación, exploraremos cinco emociones básicas y estrategias para aprender a gestionar cada una de ellas.
Gestión emocional
Las emociones son una parte natural de la experiencia humana. Todos experimentamos una amplia gama de emociones a lo largo de nuestras vidas, desde la alegría y la felicidad hasta la tristeza y el miedo. Aunque las emociones pueden ser intensas y a veces difíciles de manejar, también son una parte importante de nuestra vida.
Hace más de un siglo, William James (1947), argumentó que el sentimiento emocional era una consecuencias más que un antecedente de los cambios fisiológicos periféricos ocasionados por algunos estímulos (situaciones, cosas), lo que le llevó a afirmar también que las únicas emociones que considera son aquellas que tienen una expresión corporal distinta.
Las cinco emociones básicas
Las cinco emociones básicas son la alegría, la tristeza, el miedo, la ira y el desagrado. Cada una de estas emociones tiene su propia función y puede ser útil en diferentes situaciones. Sin embargo, cuando las emociones se vuelven abrumadoras o difíciles de manejar, pueden afectar nuestra salud mental y física.
1.Estrategias para aprender a gestionar la alegría
La alegría, una emoción positiva, agradable y fácil de comprender, nos brinda una sensación placentera y nos hace sentir bien. Experimentamos la alegría en situaciones como aprobar un examen o recibir la noticia de que hemos conseguido un puesto de trabajo que anhelábamos. Ante estas buenas nuevas, nos alegramos, experimentando una sensación agradable de expansión y energía.
Habitualmente, expresamos la alegría de diversas maneras, ya sea riendo o compartiéndola con las personas a nuestro alrededor. Tambien, ciertos neurotransmisores, como la dopamina y la serotonina, juegan un papel crucial en nuestro bienestar emocional. Estos neurotransmisores están asociados con la sensación de placer y felicidad.
Sin embargo, mantener un equilibrio es esencial, ya que la sobreexcitación prolongada puede afectar negativamente la química cerebral y la salud mental, convirtiendose en una obsesion, que puede tener repercusiones perjudiciales para nuestra vida. Aquí hay algunas estrategias para aprender a gestionar la alegría:
Practica la gratitud: Agradecer las cosas buenas de la vida puede ayudarnos a mantener una perspectiva positiva.
Encuentra un equilibrio: Es importante disfrutar de la alegría, pero también es importante encontrar un equilibrio y no dejar que la alegría se convierta en una obsesión.
Comparte tu alegría: Compartir tu alegría con los demás puede ayudarte a sentirte más conectado y a mejorar tu bienestar emocional.
"Las emociones cambian la forma en que vemos el mundo y cómo interpretamos las acciones de los demás". - Paul Ekman
2.Estrategias para aprender a gestionar la tristeza
La tristeza, una emoción negativa o desagradable y desafiante, a menudo resulta complicada de manejar. Sin embargo, cuando se aborda de manera adecuada, la tristeza puede transformarse en una emoción valiosa que nos ayuda a procesar nuestros sentimientos y a superar obstáculos emocionales.
La tristeza surge en respuesta a diversas situaciones, como pérdidas significativas, y, como emoción, posee la capacidad de inducir reflexión, pensamiento analítico y autoevaluación. Aquí hay algunas estrategias para aprender a gestionar la tristeza:
Permítete sentir: Reconocer y permitirnos experimentar la tristeza es fundamental. En lugar de reprimirla, aceptarla como parte de nuestro proceso emocional puede facilitar su manejo.
Busca apoyo: Hablar con amigos, familiares o un profesional de la salud mental puede ser de gran ayuda para procesar nuestras emociones y encontrar el apoyo necesario para sentirnos mejor.
Encuentra actividades que te hagan sentir bien: Hacer actividades que disfrutamos, como salir de casa para dar un paseo por el parque, hacer rompecabezas, pintar, dibujar, leer un libro, escuchar música, bailar, practicar algún deporte, ir al cine o tomar un café con amigos (as), ya sea individualmente o en grupo, entre otras opciones, puede contribuir significativamente a mejorar nuestro estado de ánimo y superar la tristeza. Estas acciones positivas se convierten en herramientas clave para el manejo efectivo de nuestras emociones.
3.Estrategias para aprender a gestionar el miedo
El miedo, una emoción negativa o desagradable y compleja de explicar, se considera una respuesta protectora que nos ayuda a resguardarnos del peligro. Por ejemplo, nos permite quedarnos inmóviles y no cruzar la calle cuando un automóvil se aproxima a gran velocidad, evitando así un posible atropello.
Cuando experimentamos miedo, una parte específica de nuestro cerebro, conocida como la amígdala, se activa. La amígdala desempeña un papel crucial al detectar amenazas, ya sean reales o percibidas. Funciona como una alarma de emergencia, enviando señales de peligro a nuestro organismo. En estos momentos, el cuerpo produce adrenalina y cortisol, acelerando la respiración y el ritmo cardíaco, mientras envía sangre a los músculos, preparándolos para huir, enfrentar la amenaza o quedarse inmóviles.
No obstante, cuando el miedo se vuelve excesivo o se convierte en una fobia, puede tener consecuencias perjudiciales para nuestra salud mental y afectar diversos aspectos de nuestra vida, como el trabajo, las relaciones, el liderazgo y nuestras actividades cotidianas. Aquí hay algunas estrategias para aprender a gestionar el miedo:
Identifica tus miedos: Identificar lo que nos da miedo puede ayudarnos a enfrentar nuestros miedos de manera efectiva.
Aprende técnicas de relajación: La relajación puede ayudarnos a reducir la ansiedad y el miedo.
Enfrenta tus miedos: Enfrentar nuestros miedos puede ayudarnos a superarlos y a sentirnos más seguros.
4.Estrategias para aprender a gestionar el enojo
El enojo o la ira son emociones negativas o desagradables que cumplen la función de protegernos y defender nuestros derechos. No obstante, cuando estas emociones se tornan excesivas o se transforman en agresión, pueden resultar perjudiciales para nuestra salud mental y física. Esto puede llevar a la pérdida de amistades, distanciamiento de nuestro entorno y un aumento del cortisol en nuestro cerebro, el neurotransmisor asociado al estrés.
El enojo es un estado emocional que varía en intensidad, desde una irritación leve hasta una furia e ira intensa. Al igual que otras emociones, conlleva cambios psicológicos y biológicos. Cuando nos enojamos, se produce un aumento en la frecuencia cardíaca y la presión arterial, así como en los niveles de hormonas de energía como la adrenalina y la noradrenalina. Aquí hay algunas estrategias para aprender a gestionar el enojo o la ira:
Identifica tus desencadenantes: Identificar lo que nos hace enojar puede ayudarnos a controlar nuestra ira o enojo.
Aprende técnicas de relajación: La relajación ayuda a activar el sistema nervioso parasimpatico, ayudando a conseguir la calma.
5.Estrategias para aprender a gestionar el desagrado
Esta emoción es también conocida como repulsión o asco, es una emoción que está estrictamente ligada a lo fisiológico pues cuando se hace presente se activan reacciones corporales cuando se trata de algo que no es agradable al sentido del gusto.
Pongamos un ejemplo, cuando nos ofrecen algo que no es agradable a la vista o que ya hemos experimentado una experiencia “no grata” se activa el sentido de gusto en rechazo y corporalmente se manifiestan movimientos musculares y malestares en el área del aparato digestivo llegando a ocasionar la expulsión de lo que haya en proceso de digestión o se haya acabado de ingerir.
También se manifiesta de manera conductual, es decir, ante alguna situación que no nos ocasiona un estado de tranquilidad o satisfacción se presenta como vía de escape, rechazo, repulsión que aun y cuando verbalmente se afirme que todo esta bien, el cuerpo dice lo contrario pues se dan señales que podemos considerar universales, ya que en cualquier idioma o país se hace presente de igual manera. Aquí hay algunas estrategias para aprender a gestionar el asco o desagrado:
Aceptar la emoción: En primer lugar, hay que entender que sentir asco es normal ante algo nuevo o que nunca se ha probado o asociado al miedo a lo desconocido. Nombrar la emoción y comprenderla es el primer paso 1.
¿Está justificado?: Podemos hacer reflexionar a la persona sobre si ese asco es o no legítimo. En el caso de alimentos nuevos, se le puede invitar a probar el alimento con frases del tipo “hasta que no lo pruebes no sabes si te gusta” , en el caso de una actividad o situación podemos preguntarnos ¿qué es lo que no nos gusta?¿qué pasaría si lo hago? y ¿qué pasaría si lo evito?.
Es importante recordar que todas las emociones son experiencias afectivas normales, que nos ayudan a lo largo de nuestra vida y que todos la experimentamos en algún momento. Aprender a gestionarlas puede ayudarnos a ser más tolerantes y a tener una visión más amplia de la realidad.
La emoción es fundamental para nuestras decisiones y acciones cotidianas.
-Antonio Damasio